Mi relación epistolar con Jaime Suances se inició a finales de 2005. Unos meses antes, Manuel Trinidad, con quien me unía - y une - nuestro mutuo interés por las cuestiones de dialectología extremeña, me había indicado que el autor del Instituto de Verbología Hispánica deseaba donar su biblioteca y que quería ponerse en contacto conmigo para saber si estaríamos interesados. Rápidamente contesté que sin ninguna duda, ya que conocía, como estudioso, el enorme valor de la recopilación efectuada por este gran amante de la palabra.
Esta relación epistolar se prolongó durante algún tiempo y la idea de la donación acabó cuajando. Iba a desplazarse a Cáceres en verano del 2006 para concretar los detalles, pero de pronto recibí una inesperada llamada telefónica de su gran amigo, Ramón Torres Herrera, anunciándome su repentino fallecimiento. No tuve pues ocasión de conocerle personalmente, aunque sus cartas y nuestras conversaciones telefónicas nos habían dado suficientes muestras de nuestra personal sintonía, lamentablemente interrumpida de modo tan abrupto.
Pero al mismo tiempo Ramón Torres me comunicaba que Jaime Suances había dejado muy clara su intención de que se prosiguiese con la donación y que él, como albacea, haría todo lo posible para que se llevase a buen término.
Aquí nos metimos de lleno en el entramado burocrático que suponía esta tarea, facilitada gracias a la labor de muchas personas. En ese momento, el decano de Filosofía y Letras Luis Merino Jerez hizo suyo el proyecto y, gracias a ello, conseguimos que el Rectorado de la Universidad de Extremadura se hiciese cargo del traslado desde Barcelona, se redactase el convenio de donación y se pudiese disponer de todo el material en esta Facultad.
La Biblioteca, tras muchos esfuerzos colectivos, ya es una realidad. Tan pronto como se ha sabido de su ubicación, han empezado a llegar las primeras solicitudes de préstamo interbibliotecario desde distintas universidades. Y estoy convencido de que será un camino habitual, dada la importancia de su contenido. Es una biblioteca especializada en verbología, pero en el que este concepto implica la existencia de una bibliografía extensísima y diversificada, con obras que no suelen encontrarse en otros lugares. Y es que Jaime Suances reunía todo lo que desde diversos ámbitos le podía servir para su análisis.
Pero además de la bibliografía básica, que se encuentra en la Sala de Lecturas de la Facultad de Filosofía y Letras, Jaime Suances disponía también de un riquísimo archivo particular de reproducciones que hemos colocado en una sala que se denomina precisamente "Archivo Jaime Suances".
La biblioteca está compuesta por 2256 títulos (que superan con creces los 3000 volúmenes), a los que habría que añadir las referencias de su archivo personal. En total, más de 5000 entradas.
En esta labor no puedo dejar de mencionar, con gratitud, la labor llevada a cabo por muchas personas, sin las cuales hubiese sido imposible contar con esta joya en nuestra Facultad. Debo empezar reconociendo la paciencia del albacea, Ramón Torres Herrera ante las inevitables trabas burocráticas e incluso de falta de personal con las que nos hemos encontrado. Su pasión por cumplir los deseos de Jaime Suances ha permitido superar todos estos obstáculos.
En la propia Facultad, es de justicia reconocer la ilusión y el constante empuje de Luis Merino, quien atendía con comprensión mis exigencias no siempre fáciles, y la ilusión, paciencia y eficacia con que Jesús Ureña solucionaba los problemas técnicos y administrativos que le planteábamos.
La labor de catalogación que han llevado a cabo Remedios Rodríguez Alía y Teresa Jiménez Redondo sobrepasa con mucho sus obligaciones. Ellas eran las que continuamente me indicaban cómo iba el proceso, las dificultades técnicas. En suma, habían hecho suyo el proyecto.
En el Archivo ha sido fundamental la labor de dos antiguos y queridos alumnos, Ismael López y Antonio Rivero, que han dedicado muchas horas a esta tarea.
La unión de todos estos esfuerzos y de todas estas ilusiones ha permitido que hoy esta posibilidad, que surgió hace ya unos años, se haya convertido en feliz realidad.
Antonio Salvador Plans